viernes, septiembre 12, 2008

EL TEATRO DE PIEDRA.





No existe castillo en el planeta donde yo no me sienta princesa, y es que no lo puedo remediar, en cuantito piso uno, mi mente vuela, y ya me veo yo allí metida entre las damas de la corte preocupada porque se me ha roto la enagua. Cosas de la vida mundana. Pero es que es así, lo confieso. Me parece trasladarme en el tiempo y siempre imagino a la corte que me rodea(claro, soy princesa). Se me acumulan las invitaciones a los bailes de máscaras y aunque el corsé es muy ceñido y me cuesta respirar, no me pierdo un evento. Por supuesto, tengo a varios caballeros haciéndome el cortejo y casualidades de la vida, todos se pasean a mi alrededor montados en un caballo blanco. Los pobres lo pasan fatal, porque en las tierras del contorno, no hay otra princesa más bella que yo, y andan todos empeñados en hacer duelos a primera hora de la mañana a ver quien se queda con el trofeo, que en este caso, soy yo(jajajajaja). Pobrecillos, son unos ingenuos que no saben que no soy la bella durmiente, sino más bien una princesa rebelde, de esas que están interesadas en el sapo del estanque que es muy feo pero tiene muy buen corazón...y después de esta rallada,(en la que, sin duda, podría extenderme mucho más), os cuento que lo que veis en la foto es un pequeño teatro, aunque no lo parezca, y es de piedra, vaya, un mosaico que tuvo que hacerlo alguien con más paciencia que un santo y que es una joya del Siglo XVII. Personalmente me impresionó mucho y me pareció una sala absolutamente fascinante, una cucada.

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